Capítulo 2: Sígueme

“Esto promete...”

Esto fue lo único que pensó Daniel cuando su hermano Ring abandonó el apartamento bruscamente para hacer algo que él ignora.

Daniel se echó las manos en los bolsillos de su pantalón, y notó algo de metal en uno de los bolsillos, los sacó y vio que llevaba 2 euros. La moneda en Europa.

“Ah... Ahora recuerdo que llevaba suelto.” se dijo Daniel “Creo que iré abajo a por un refresco o algo, que se me antoja una fanta...”

Dicho esto, Daniel se fue abajo abandonando el apartamento -dejando la puerta cerrada, obviamente-, para ir a la calle. Giró mano izquierda y en el segundo cruce virando a la derecha, se encontró con un bar con la entrada de la decoración típica americana de los años 50.

Entró, pasó a través de un estrecho pasillo oscuro, al final había un telón negro, pasó a través del telón y repentinamente se cruzó con una discoteca con luces, música mitad “techno”, mitad “reggaetón” y mucha gente bailando y tomando bebidas. Quiso volver de donde vino, pero en cuanto se dio la vuelta, se cruzó con un señor echidna vestido de asistente de limpieza.

“Disculpe, señor, tengo que salir de aquí...” dijo Daniel.
“Lo ziento, shaval, tendráh que ehperá’ hazta una hora.” dijo el asistente, y después de eso, le empujó a Daniel hasta la barra de la discoteca.

“Joder con estos modales...” quiso decir Daniel, pero pensó en que si lo dijera a la cara, lo pasaría peor, de modo que lo pensó, no lo dijo.

Daniel se acercó a la barra y se sentó en un taburete; uno de los camareros se acerca a él.
“¿Qué quieres, muchacho?” le preguntó a Daniel.
“¿Me puedes poner una fanta, por favor?”.

Acto seguido, se agachó para coger un vaso con hielo y un botellín de fanta de naranja, se incorporó y dio el vaso y el botellín a Daniel. “Gracias.” decía Daniel. Daniel llenaba el vaso por la botella casi hasta el máximo.

Daniel bebió poco a poco la bebida que se había servido, porque tenía hielo y bebérselo de un tirón podría causarle problemas a la garganta -como es natural.

“Joder, con la mierda de música que tiene...” se dijo Daniel en voz baja. La música era mitad reggaetón y mitad techno; y sin embargo no comprende cómo a gente le puede gustar eso.

Se giró, y vio a un zorro negro y gris con gafas negras. Vio que éste le observaba, y cuando se giró de nuevo, el zorro negro miraba hacia el otro lado, como si estuviera disimulando. Para Daniel era incómodo que la gente le estuviese observando, incluso mucho más si después de ver a “los observadores” éstos miran hacia un lado disimulando súbitamente. Pero Daniel decidió pasar de él y seguir con su bebida. A fin de cuentas, es un sitio nuevo, y él tiene que adaptarse.

Aproximadamente 5 minutos más tarde logró acabar con su refresco, y llamó al camarero que le sirvió la fanta, “¡Eh, camarero!”.
El camarero vino “¿Acabaste ya?” preguntó el camarero.
“Sí, ¿cuánto es?” preguntó Daniel.
“Noventa y cinco” él respondió.

Daniel le dio una moneda de 1 euro al camarero, éste lo estaba mirando fijamente. “Oiga, joven... ¿Está de cachondeo?”.
Daniel estuvo pasmado con la afirmación que soltó el señor, “Esto... Le he dado un euro, ¿no me da el cambio?” especificó Daniel, y el camarero dijo lo siguiente que había puesto los pelos de punta a Daniel:
“Muchacho. Los graciosos aquí no acaban bien parados.”
“¡¿Pero de qué coño está hablando?!” pensó Daniel.

Pero eso no era lo peor, 4 o 5 “personas” le rodeaban a Daniel tras escuchar la “breve” charla entre él y el camarero.
“Muy gracioso, el chiquillo, ¿no?” dijo uno de ellos, y le soltó un puñetazo en la boca de Daniel; éste se cayó al suelo -taburete incluido- debido al impacto, su boca estaba sangrando. Daniel estaba aterrorizado; alguna vez se habría escapado en una pelea de dos contra él, pero ya eran como más de cinco personas, y él ya estaba bastante asustado y se temía lo peor; se cubría la cara para evitar que le vean soltar las lágrimas. Los demás no han hecho más que reírse de la acción de Daniel, “Oh, ¿el criajo se va a poner a llorar, como una niña?” dijo uno de ellos, y acto seguido, todo el mundo se rió de forma burlona hacia el pobre zorro verde.

“¡Hey! ¡Déjenlo en paz!”

Al pronunciarse esa frase todo el mundo se giró hacia una persona en cuestión: el zorro negro que le estaba observando a Daniel.

“Oye tío, ¿y por qué no contratas a una canguro para evitar ir a donde no le llaman?” dijo uno de los abusones, y justo después todos se rieron a carcajadas, excepto el zorro negro y Daniel.

Daniel se destapó los ojos y vio el pequeño espectáculo que se estaba avecinando, tanto a los abusones como al zorro negro que antes le observaba.

“Este chico no se merece que lo traten de esa forma. Dejen lo que están haciendo, me llevo a este zorro.” pronunció el zorro negro.
“Eh, ¿y tú quién eres? ¿Su mamá?” preguntó burlonamente uno de ellos al zorro negro, “¡Tenemos todo el derecho del mundo a pegar a quien queramos y cuando queramos!” exclamó otro de los abusones.

En este momento, el zorro negro puso su mano en su propia cintura mientras dijo lo siguiente:
“En este caso, ¡yo tengo derecho a esto!”, de su mano y cintura sacó un cuchillo para lanzarlo y cortar el cable de un gran letrero que estaba colgado encima del grupo de abusones; el letrero se caía encima de ellos, como él lo tuvo previsto, cogió una pistola del bolsillo de su pantalón y disparó varias veces al equipo de música, al que le dejó en llamas y sin música.
“¡Y para la próxima pongan música de verdad!” exclamó el zorro negro, quien se aproximó rápidamente a Daniel y le ayudó a levantarse, no le dijo más que lo siguiente:
“¡Sígueme y todo saldrá bien!”.
Daniel acató la orden y decidió seguir a su compañero.

Las llamas se extendieron, llegando a incendiar a toda la discoteca.

Daniel y su compañero se dirigieron a unas escaleras hacia arriba rápidamente, sin percatarse de que algunos individuos le estaban persiguiendo. El zorro negro encontraba una pila de cajas, los puso en la escalera y los echó abajo, haciendo que los perseguidores queden inconscientes por el impacto de ellos hacia las cajas, él y Daniel prosiguieron con la huida.

Llegaron a la azotea. Daniel, ya fatigado, preguntó,
“Bueno, ¿y ahora qué?”
El zorro negro le contestó “Aún no cantes victoria, sígueme.” y acto seguido corrió al borde de la azotea y dio un gran salto para ir a la azotea de otro edificio más bajo. Él miró a Daniel, “¿Qué estás esperando? ¡Salta!” insistió el zorro negro.

La distancia entre los edificios fue de sólo 2 metros y la diferencia de altura fue de 3 metros. “Está bien, lo intentaré...” dijo Daniel. Éste dio unos pasos hacia atrás para la carrera y salto a la otra azotea, empezó a correr con todas sus fuerzas y cuando alcanzó el borde de la primera azotea, dio un salto y alcanzó el borde de la segunda azotea; justo después se cayó de rodillas; ya estaba especialmente cansado y fatigado.
“No te preocupes, chico. Ya estamos cerca. Lo que viene será más fácil.” le dijo el zorro negro a Daniel.

Los dos zorros prosiguieron la huida. Esta vez la distancia entre azoteas es de medio metro, y la diferencia de altura entre ellas de sólo 1 metro. Todo fácil y sencillo, así siguieron hasta llegar al suelo de una carretera y respirar con alivio. El único ruido que podía romper el silencio que tenían eran los jadeos y las sirenas de los bomberos.

“Bueno,” dijo Daniel mientras jadeaba “Le agradezco mucho que me haya ayudado, en serio, pero, ¿por qué decidió ayudarme después de... observarme durante mil segundos allí, en la discoteca?”
“Amigo, tú y yo nos conocemos de algún lado, ¿verdad?” dijo el zorro negro, y acto seguido se quitó las gafas negras, dejando al descubierto su rostro.

Daniel llegó a abrir y cerrar los ojos una y otra vez cuando vio el rostro del zorro negro, hasta que soltó: “¡¡DarkTails!!
“En efecto, buddy.” dijo el llamado DarkTails.
Daniel siguió alucinado “Esto... Qué casualidad, ¿no?”.
DarkTails preguntó “¿Qué hacías aquí?”.
Daniel respondió “Estaba...”

Daniel no sabía qué decir hasta que respondió “¿Sabes qué? No tengo ni idea de qué es lo que está pasando aquí; si la Tierra ha sido ‘holocausteada’, si estamos en otro planeta...”
Le interrumpió DarkTails de repente “Exacto. Estamos en otro planeta.”
Daniel no podía dejar de estar alucinando “¿Y tú cómo lo sabes?”.
DarkTails respondió “Mi novia y yo estamos desarrollando una investigación y hemos descubierto que esto fue un experimento llevado a cabo por personas que por desgracia fallecieron.”.
Daniel se queda con la boca abierta, sin decir nada.

“¿Lo has entendido?” preguntó DarkTails.
“Pues... Más o menos...” respondió Daniel.
“Mira, te llevo a mi casa y te podré al día... Y ya que estamos en eso, deberías curarte esa herida de la boca.” sugirió DarkTails.
“Sí, me parece bien.” añadió Daniel.

2 comentarios:

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