Capítulo 1: Bienvenido

Todo era oscuro, los ojos de alguien se abrían y se cerraban constantemente, pero lentamente.

Daniel se despierta y ve que está en una playa, se pregunta “¿Dónde coño estoy?”.

Hay restos de un avión grande cerca de la costa, un avión destrozado y hundido.

Se levanta con esfuerzo, sentía que estaba un poco débil, pero al final consiguió levantarse tras pocos esfuerzos. Hay objetos (la mayoría rotos) esparcidos por la playa. Entre ellos un espejo de medio cuerpo.

“Buf, espero que no me haya manchado la cara o algo...” Se dirige al espejo para ver si su cara está limpia, y hace un descubrimiento que creyó no descubrir jamás.

Es un zorro verde de dos colas.
           
Al parecer, sigue teniendo la misma ropa que la que tuvo últimamente.

Daniel da un suspiro, “Bueno, qué más da...”, y se dirige al paseo marítimo, donde están los edificios y una carretera.

Daniel, hizo otro descubrimiento similar al que percibió hace segundos.

En la ciudad hay animales antropomórficos, como él. Todos llevando una vida normal.

“Madre mía, y no sé dónde estoy...” Daniel se dijo.

Él se puso a dar unos pasos en la acera de la ciudad, hasta que se paró en una papelería. “Tal vez consiga un periódico allí y me entere qué es lo que está pasando...”, Daniel entraba en la tienda.

En la tienda había un erizo rojo enseñando un cómic al dependiente.
A Daniel le parecía muy familiar el erizo rojo que estuviese hablando con el dependiente, especialmente con un cómic en la mano. Daniel se acercó a él y le preguntó al erizo “Oiga, ¿es usted Ring?”
Recibió respuesta, “Sí, ¿qué pa...?” Ring vio de abajo arriba a Daniel, intentando asimilar quién es el zorro verde. “Ostras, ¡no creo...!” exclamó Ring. Y le chocó esas cinco con Daniel.
“¿Qué tal, brother?” Daniel le preguntó a Ring, “Pues nada, arreglando unas cosillas con mis cómics...” “¿Cómics? ¿Qué comics?” “¡Por fin he publicado mis cómics en una editorial!”

Pero a Daniel todavía le viene a la mente la pregunta que tuvo desde que llegó a este extraño lugar. “Ring, ¿qué lugar es éste?” “Es la papelería, Dani.” “No, me refiero... el lugar.” “Ah, no pasa nada. No tengo ni idea, pero algo es algo.” Ring responde.

Daniel no está de acuerdo con lo que Ring le sorprende con la pregunta, pero decide dejarlo para otro momento. Daniel dice “Bueno, ¿y tienes un lugar para vivir, como un...?” “¿Apartamento? ¡Claro que lo tengo! Gracias al dinero que me he ganado dibujando.” responde Ring, orgulloso. “¿Me llevas allí?” “¡Claro, si hasta te dejaré vivir en mi apartamento!” “¡Hey, gracias!” “De nada.”

Minutos más tarde, llegan a casa de Ring. Cuando entraron en casa, Daniel observó que su apartamento era como si de un piso normal y corriente; con su tele, su salón, su cocina, su baño... Como es normal.

Ring se tumbó al sofá de un salto de espaldas. Daniel todavía estaba frustrado por no conseguir la respuesta que él creía de la pregunta del “¿Dónde estamos?”.

Ring empezó a romper el hielo: “Bueno...”
Daniel empezó a ir por las bravas: “Bueno, bueno... O sea, ¿que eres gilipollas o qué?”
Ring empezó a extrañarse por la frase: “¿A qué viene eso?”
Daniel empieza a soltar explicaciones: “O sea, estás en un sitio donde ni Dios conoce, te pones a dibujar por unos no-se-cuántos-días... ¡y finalmente tienes una casa así! ¡En sólo 2 semanas desde que te fuiste de casa! ¡Realmente no lo entiendo!”

Ring pregunta: “¿Dices que me he sacado este lujo en sólo poco tiempo? Creo que exageras, Dani.” Daniel le responde: “¡No! ¡Digo que no tienes interés en saber qué cojones está pasando! Soy un zorro verde, tú  un erizo rojo... ¡Y toda esa gentuza también! ¡Y todos actuáis como si nada!”

Ring se levanta del sofá para preparar algo en la cocina: “Bueno, pero al menos tenemos una cosa menos de qué preocuparse.” Daniel se ríe de forma sarcástica: “Ja, ja. ja... Screw you!”

Ring ve que Daniel está nervioso y decide calmarle: “Oye, Dani, ¿por qué no te tranquilizas un poco, y me cuentas un poco de ti?” Daniel le entra en competición: “¿Qué te tengo que contar?” “Bueno, pues... Primero sé que tenías malas compañías, que te compraste un billete de avión y que ahora estás aquí. ¡Nunca me cuentas nada!” “No.” “¿Cómo que no?” “Que no, que no te cuento nada de mí.” “¡Oh, vamos!”

Daniel intenta tranquilizarse, se sienta con él con un vaso de agua:
“Lo siento, tío... Sólo es que... No sé por dónde empezar...”
Ring le anima: “Empieza por el principio.”
“Bueno, acuérdate lo que pasó en el colegio de primaria.”
“Ajá.”
“Es que... Nunca me he sentido libre... Por las cosas tan malas que hice, y de las que me arrepiento... Estaba furioso... Es por eso que intenté olvidarlo...”

Daniel nota silencio: “Ring.”

Daniel le mira a Ring y ve que está dormido, da un golpe fuerte en la mesa: “¡¡RING, MALDITA SEA!! ¡DESPIERTA, JODER!
“¡Es que estaba trabajando...!”
“¡¡Hay que joderse!!”

Ring mira el reloj de su móvil: “¡Ay, mecachis, se me hace tarde...!”
“¿Qué? ¿Adónde?”
“Mira, te contaré dónde trabajo, para que me visites: según sales por la cancela...”
“¿Ein?”
“...vas por la izquierda y a la segunda la izquierda tuerce...”
“Soy nuevo aquí...”
“...y en el segundo edificio de la izquierda es el lugar donde trabajo... Créeme, necesitaría una gran ayuda para mis cómics, Dani...”
“Pero si yo...”
“¡Nos vemos y me alegro verte!”

Y Ring se va de la casa al instante, dejando a Daniel solo en el apartamento...

1 comentario: